domingo, 11 de octubre de 2009

Una de Cal y otra de Arena


Siguiendo el camino de la vida, llegué a un puerto, a un mar, a otro momento y lugar, y me encontre reencontrando caminos.

Me vi escuchando antiguas voces, que vuelven a salirme al paso, con deseos de ayuda mutua. Con nuevas miradas al alma, llenas de hermosura y frescor, a pesar de las adversidades.

Reencuentro mi sentido primigenio, mi alma perdida constantemente y reencontrada. Doy gracias, por volverlo a sentir, por llenar mi interior de la esperanza y la ilusión de seguir caminando a un son, a un ritmo, a una vocación...a pesar del demonio interior de la sinrazón.

Gracias Dios por...simplemente dejar de ser yo, para ser yo. Perdonad mis amores, mis dioses, mis amigos, por el mal que pude haceros, ya que no fue mi intención. Simple y llanamente, desprecié el corazón, me agarró el monstruo de una vida mejor, de perfección, con el arma del egoismo y del "yo soy mejor".

Sigo en el camino interior, hacia el exterior. Sigo en la actividad que no lleva a ningún destino, salvo el ser mejor, el buscar recompensar a Aquél que todo me lo dio, aunque yo nunca satisfecho esté.

Por que creo.... que otro mundo es posible, si TÚ, YO, NOSOTROS y ELLOS simplemente, nos vemos ingenuamente como los niños pequeños hacen cuando se encuentran con otra persona: con ingenuidad, ternura, sin malicia, deseando conocer, amando siempre y viviendo sin más.

Hasta la próxima batalla.

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