miércoles, 27 de junio de 2012

¿Has pensado alguna vez en la Ética?


Hoy estoy con ganas de escribir, de reflexionar y de hablar de cada día y cada instante que van surgiendo en mi vida. Me planteo muchas preguntas a lo largo del día, sobre mi vida, sobre la vida de los demás, el mundo que me rodea y si estoy contento con lo que he vivido hasta ahora, con lo que he hecho.

La respuesta es no. Mientras escucho a Johnny Cash "A Satisfied Mind" en una de las aulas de estudio de la Fac. de Ciencias Políticas y Sociología, a la que me gusta venir por el ambiente que veo y una biblioteca que me encantaría leer completa, intentando hacer una comunicación sobre la responsabilidad social en las organizaciones educativas, no hago más que pensar y pensar.

Antes de entrar, como siempre, me tomé un café en la facultad de enfrente y me llamó la atención una mujer mayor, con el pelo blanco, bajita y con arrugas, que rondaría perfectamente los 60 y tantos largos. Debía ser habitual porque los camareros la conocían por el nombre: María. Iba a tomarse un café mientras disfrutaba un poco del aire acondicionado, en su casa seguramente no habría. En el otro extremo de la barra, estaban las universitarias de hoy día: pelo y ropa a la moda actual, agobiadas por el calor y sin más preocupación que les sirviesen rápido, con los móviles de ultima generación echando chispas y sin darse cuenta de todo lo que tienen y todo lo que están perdiendo y pueden perderse.

María, la anciana, me dio la impresión de que por la forma de mirarme, de hablar con los camareros, sentía una necesidad de estar con alguien, de no sentirse sola, de sentir un "calor humano" en este día tórrido tan necesario para todos. Pensé, en esa inteligencia emocional de David Goleman,  con ese existencialismo inherente a mi, y esa búsqueda continua y actividad frenética para llegar a ningún sitio ¿qué estamos haciendo con nuestras vidas; hacia dónde se encamina el gigantesco mundo en el que me encuentro y lo insignificante que me siento?

Estudiamos, trabajamos, corremos, ocupamos nuestro tiempo, y un buen día termina, y si Dios quiere empieza otro del que nadie ha podido hablar todavía. Pero, ¿Qué dejamos aquí, qué hicimos por los demás; a quién dio fruto todo nuestro esfuerzo?¿Solo a nosotros, o sirvió para cambiar las situaciones injustas con las que nos encontramos diariamente?

Cuanto más pasan los años, será cosa de una extraña madurez, aunque siga considerándome joven de espíritu jeje, más aprecio y valoro el esfuerzo de las generaciones anteriores, más me doy cuenta de que lucharon, sintieron, amaron y actuaron sin modelos de calidad, eficacia, tecnologías ultima generación, con mayores dificultades que nosotros y sin embargo, dieron todo lo que pudieron de sí por mejorar y cambiar este mundo para todos.

Hoy día, y es una opinión personal, no tienes que estar de acuerdo conmigo,  creo que estamos perdiendo nuestra esencia individual, como comunidades diferentes y con valores de todo tipo, en favor de una globalización que solamente quiere nuestro dinero, trabajo y consumismo, incluso en la defensa de valores. Aquello por lo que lucharon vuelve a perderse y corre el riesgo de convertirse en algo peor.

Da la sensación de que al repetir constantemente palabras como solidaridad, justicia, libertad, compasión, están perdiendo su significado en detrimento de una imagen que se visualiza pero no compromete a nada, salvo a acallar nuestras conciencias con un Flashmove, un "Me Gusta" en Facebook, una manifestación en el mejor de los casos o asambleas en las que asisten las mismas personas incapaces de aumentar el número de indignados o personas que apoyen la causa. 

En otros casos puede ser al contrario, pero al menos es lo que yo he vivido estos años. ¿Somos una oposición sin fuego, apocada y enredada en burocracias, manifiestos y acciones que al final apenas cambian el sistema corrupto e injusto con el que nos encontramos?¿O por el contrario arriesgamos y estamos dispuestos a tomar medidas legales, prácticas, efectivas para cambiar aquello que perjudica indiscriminadamente a las personas?

Pensarás ¿qué narices tiene que ver esto con lo que decía al principio de la cafetería, la mujer mayor, las universitarias? Bueno, todo esto me lleva a pensar que estamos perdiendo la conexión entre todo aquello bueno que pueden aportarnos las personas que sufrieron sociedades más injustas, momentos más duros; estamos perdiendo no solo esa experiencia en muchos casos, sino esa unión entre almas y corazones en la cual, los sentimientos y emociones unen aun más, y con los cuales, si realmente intentas acercarte, nadie puede pensar en hacer daño a otra persona, nadie es extrañ@, y en donde lo que está bien y lo que está mal surge con una brutalidad arrolladora que te hace despertar. 

Una luz, un conocimiento que no se puede negar y que te impele a hacer lo correcto no porque lo imponga un sistema, una serie de normas, una ética, en definitiva, sino porque sabes qué es lo que debe hacerse.

Te dejo este principio del camino, esta semilla para que algún día germine a la manera de cada uno, y de lo mejor de sí misma. Para hacernos pensar y sentir, para hacernos actuar y quién sabe para qué más. Saca tus propias conclusiones, o tus nuevas preguntas.

domingo, 24 de junio de 2012

Hasta que la Vida nos Separe

Nunca había sentido la proximidad a la nueva vida como anoche. Con un calor sofocante, y con vistas de no mejorar mañana, sobre las 2:36 de la madrugada me levanté sobresaltado con el brazo derecho dormido y una presión en el pecho.

Me tranquilicé y pensé: no será nada se pasará. Tardó un poco más en pasarse, primero el brazo derecho, luego, el izquierdo, de ahí a las extremidades. Viene va, viene y va y mientras sucede otros duermen. Me fui al cuarto de baño sintiendo como la debilidad recorría mi cuerpo y las ganas de vomitar aparecían. Sudores, calor, y se va pasando.

Rezas porque no sea nada más que nervios, que sea una presión en el estomago y no en otra parte. Mientras te buscas el pulso y sigues pidiendo que no sea hoy, que todavía tienes mucho que hacer y vivir. Salgo al balcón intentando no hacer ruido, para no despertarles si no es totalmente necesario y vuelvo un poco a la vida.

Recuerdo cuando de niño miraba al cielo estrellado, y las estrellas me parecían los ojos de Dios que nos miran y el resto del universo la casa donde están todas las almas. El aire fresco de la noche, y esa tranquilidad me hacen relajarme un poco, mientras sigo rezando por que no sea nada más.

Al acostarme de nuevo, mi mente racional sigue intentando controlar el cuerpo y las sensaciones que tengo...hasta la mañana siguiente.

Entre un calor sofocante, sigo despertándome con la debilidad y la presión por debajo del pecho. Al final, se lo digo a mi madre y me acompaña a las urgencias del barrio. Una doctora de guardia, me hace un reconocimiento con profesionalidad y buen hacer. El electrocardiograma sale con un pulso regular aunque algo alto y me dice que mañana me haga revisión con analíticas para comprobar el potasio, que puede ser causa del adormecimiento de las extremidades y del tiroides por si acaso.

Me sirve para coger algo de seguridad y  pasar el resto del día con calor, con debilidad aunque algo menor y con presión en cuanto como algo. El café eliminado, el te controlado, y el entrenamiento irá en función de cómo pasen los días y me digan los médico.

Un amigo me llama y le comento por Wasup lo sucedido; una ducha para recuperarme de esta sofocante ola de calor e intentar seguir adelante.  Lo más importante de todo esto, es la venda que se quitó de mis ojos, y el deseo de vivir la vida más que nunca. Si Dios quiere todavía no será el momento y todo tendrá arreglo. Aunque suene tópico, solo valoramos lo que tenemos o queremos alcanzar cuando podemos perderlo del todo. Espero no olvidarlo nunca y hacer las cosas mejor de lo que las he estado haciendo hasta ahora.