domingo, 24 de junio de 2012

Hasta que la Vida nos Separe

Nunca había sentido la proximidad a la nueva vida como anoche. Con un calor sofocante, y con vistas de no mejorar mañana, sobre las 2:36 de la madrugada me levanté sobresaltado con el brazo derecho dormido y una presión en el pecho.

Me tranquilicé y pensé: no será nada se pasará. Tardó un poco más en pasarse, primero el brazo derecho, luego, el izquierdo, de ahí a las extremidades. Viene va, viene y va y mientras sucede otros duermen. Me fui al cuarto de baño sintiendo como la debilidad recorría mi cuerpo y las ganas de vomitar aparecían. Sudores, calor, y se va pasando.

Rezas porque no sea nada más que nervios, que sea una presión en el estomago y no en otra parte. Mientras te buscas el pulso y sigues pidiendo que no sea hoy, que todavía tienes mucho que hacer y vivir. Salgo al balcón intentando no hacer ruido, para no despertarles si no es totalmente necesario y vuelvo un poco a la vida.

Recuerdo cuando de niño miraba al cielo estrellado, y las estrellas me parecían los ojos de Dios que nos miran y el resto del universo la casa donde están todas las almas. El aire fresco de la noche, y esa tranquilidad me hacen relajarme un poco, mientras sigo rezando por que no sea nada más.

Al acostarme de nuevo, mi mente racional sigue intentando controlar el cuerpo y las sensaciones que tengo...hasta la mañana siguiente.

Entre un calor sofocante, sigo despertándome con la debilidad y la presión por debajo del pecho. Al final, se lo digo a mi madre y me acompaña a las urgencias del barrio. Una doctora de guardia, me hace un reconocimiento con profesionalidad y buen hacer. El electrocardiograma sale con un pulso regular aunque algo alto y me dice que mañana me haga revisión con analíticas para comprobar el potasio, que puede ser causa del adormecimiento de las extremidades y del tiroides por si acaso.

Me sirve para coger algo de seguridad y  pasar el resto del día con calor, con debilidad aunque algo menor y con presión en cuanto como algo. El café eliminado, el te controlado, y el entrenamiento irá en función de cómo pasen los días y me digan los médico.

Un amigo me llama y le comento por Wasup lo sucedido; una ducha para recuperarme de esta sofocante ola de calor e intentar seguir adelante.  Lo más importante de todo esto, es la venda que se quitó de mis ojos, y el deseo de vivir la vida más que nunca. Si Dios quiere todavía no será el momento y todo tendrá arreglo. Aunque suene tópico, solo valoramos lo que tenemos o queremos alcanzar cuando podemos perderlo del todo. Espero no olvidarlo nunca y hacer las cosas mejor de lo que las he estado haciendo hasta ahora.

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